Estas piezas se reactivarán durante la exposición e iremos subiendo aquí la documentación.
EL DESCUARTIZADERO. MI REGALO
Hay aprendizajes para toda la vida. Hoy les cuento de algo que me enseñó mi querida tocayita y colega Mónica Castillo.
Allá por 1994, junto con Humberto Rodríguez Jardón, Víctor Lerma y yo organizamos en proyecto Electrografía Monumental sobre Papel de Algodón y al año siguiente expusimos el resultado en el Museo Universitario del Chopo.
Mónica venía organizando reuniones para quienes exponían en las que reunía a colegas y críticos a discutir la obra a fondo, lo que me sigue pareciendo un ejercicio invaluable para no acabar en la depre post-expo. Lo que es más, mi teoría es que muchas personas abandonan el arte porque no logran vivir de su trabajo, pero otras tantas por falta de retroalimentación.
En aquella ocasión nos reunimos con Lorna Scott Fox, Carlos Aranda, Carla Rippey, Yolanda Paulsen, Carlos Arias, Carlos Aranda, José Luis Alcalde y la misma Mónica Castillo y durante un par de horas desmenuzaron nuestra exposición. Hasta nos pusieron como chanclas. Fue maravilloso escuchar sus opiniones. Desde entonces recomiendo esta práctica a la menor provocación y la he integrado a mi vida.
En 2012, cuando empecé el proyecto de Archivos y Redes, del cual forma parte este blog, para repensar algunas ideas sobre arte político, tomé un seminario sobre Joseph Beuys impartido por Castillo. Un grupo de participantes nos seguimos reuniendo y organizamos El Descuartizadero, una serie de reuniones para discutir a fondo nuestras propuestas de arte político o las de algunos invitados. Aquí pueden ver mi crónica.
Alfadir Luna presentando su trabajo. Foto M. Mayer
Aunque después de un tiempo y dada la situación del país nos pareció inadecuado el nombre de las reuniones, éstas resultaron muy enriquecedoras.
Al pensar en las acciones que quería organizar para mi exposición Si tiene dudas… pregunte. Una exposición retrocolectiva de Mónica Mayer en el MUAC en 2016, lo que más se me antojaban era un par de reuniones al estilo descuartizadero para hablar de los dos temas de la muestra que más me interesaron como artista: los procesos de documentación/reactivación del arte efímero y lo que sucede (o no) con el arte político una vez que se presenta en un museo.
Cabe mencionar que el diseño museográfico de la exposición se pensó desde un inicio para que el público se sentara a leer los materiales de archivo o a ver videos cómodamente y para organizar actividades en sala.
Tuvimos dos sesiones del descuartizadero el 15 de junio de 2017 en dos sesiones.
En la mañana estuvimos Jo Ana Morfín, Brenda Caro Cocotle, Katnira Bello, Karen Cordero, Maribel Escobar, Fernando Monreal, María Rodríguez, Pilar García, Idaid Rodríguez, Víctor Lerma y yo, hablando sobre archivo. Todos ellos son expertos en la relación arte/archivo, ya sea porque se dedican a la conservación de obra efímera, porque han estado al frente de archivos especializados en arte contemporáneo o porque su trabajo artístico tiene que ver con archivos. La discusión se puso buena.
A la sesión de la tarde invité a Cynthia Grandini, Alfadir Luna, Mirna Roldán, César Jerónimo Aguirre, Víctor Sulser y Laura Valencia quienes participaron en El Descuartizadero y, naturalmente, ahí estuvimos Víctor, Karen y yo. Fue como continuar una larga conversación.
Isolé Valadez y Tania nos ayudaron a grabar el sonido estos encuentros que por lo pronto están en el archivo de Pinto mi Raya.
Mónica Mayer, 2017
Si tiene dudas...pregunte. El blog.
2015 - 2017
Este blog se planteó desde un principio como una de las piezas de la exposición. En él se documentan las obras objetuales que se presentaron en la exposición, las activaciones, las piezas nuevas hechas para la muestra y los eventos educativos.
Los textos los escribió Mónica Mayer y el diseño del blog es de Alejandra Sánchez.
El blog incluye 82 textos.
Los últimos días de la exposición, especialmente los fines de semana en los que había un gentío en el museo por la exposición de Anish Kapoor, me dio por sacar un banquito debajo de la fotografía de la veladora del FONCA a la salida de la muestra y sentarme con mi letrero de Si tiene dudas… pregunte para platicar con el público. Como saben, este letrerito es de mi Performance parásito en el que me paro junto a otros performanceros, por lo que esta es una pieza parásita de la exposición.
La experiencia fue muy enriquecedora.
Hubo desde personas que me veían con mi letrero y me preguntaban dónde estaba el baño (cosa que respondía con gran certeza), hasta quienes se sentaban un ratote a hablar sobre arte o feminismo.
También pasaban amigos y colegas con quienes cotorreaba el punto y no faltó la hija de un compañero de primaria que no he visto en 50 años o compañeros de escuela de mis hijos canosos y barbones. Varias personas simplemente me quisieron abrazar.
Me tocó platicar con estudiantes, diplomáticos, mamás y papás, artistas, feministas, científicos, contadores, funcionarios y maestros de todas edades. Venían solos o en grupo. Hablé con un jovencito que me dijo angustiado que nunca había pensado que los piropos fueran violentos, una chamaquita de una secundaria en Ecatepec que me platicó que estaban haciendo una obra de teatro sobre violencia de género y varias personas que me contaron experiencias muy personales.
Cuando no había personas me dediqué a observar al público. La gran mayoría de las personas recorría esta y otras muestras como si estuvieran en un centro comercial viendo aparadores. Su mirada iba por encimita y cuando salían pasaba por encima de mi cabeza y ni siquiera me veían.
Un cierto porcentaje de la exposición se clavaba en las piezas, caminando de atrás para adelante como para releer cada obra con la nueva información que tenían después de ver otras. Unos cuantos leían y leían y leían, veían y veían y veían. A la salida se sentaban a platicar conmigo largo y tendido. Nos tomábamos selfies.
Un último grupo que me sorprendió es el de personas que traían cámaras profesionales: ellos y ellas siempre salían y me reconocían. Yo supongo que su mirada está más entrenada y a lo largo de la exposición habían visto las fotografías con más atención.
Mi obra difícilmente se vende pero este tipo de experiencias me hacen sentirme ampliamente retribuida.
Mónica Mayer, 2017
Fotografía proporcionada por el museo.
En mayo de 2016 recibí un correo electrónico de Loreto Ledezma invitándonos a Víctor y a mí a participar en la exposición ¿Qué pasa en el arte actual? Artistas que ya no quieren pintar en Artequin Viña del Mar, que es un museo educativo de arte en Chile. Por lo que entiendo, es el equivalente a los museos de ciencia para niños que tenemos aquí como Universum, pero sobre arte. Nos invitaba específicamente a presentar documentación y permitir la reactivación de Abrazos, performance que realizamos originalmente en Rumanía (2008) e Israel (2009) y posteriormente se hicieron reactivaciones durante Si tiene dudas… pregunte. Una exposición retrocolectiva de Mónica Mayer en el MUAC en la ciudad de México. Aceptamos inmediatamente. Si algo nos entusiasma son los espacios en los que se puede jugar con el arte y desdibujar las fronteras entre lo pedagógico y lo artístico.
La propuesta para Chile consistió en enviar un video entre documental y explicativo y los gafetes que utilizamos en la reactivación del MUAC para que los usaran grupos de niñas y niños. En el blog del museo hay una breve entrevista sobre el proyecto. Ojalá que a chiquillada lo haya disfrutado y entendido que algunos artistas sólo queremos jugar.
Mónica Mayer 2016
EL TENDEDERO DEL MUAC Y EL TALLER DE HABITAJES
LAS PRIMERAS SESIONES DEL TALLER Y LAS PREGUNTAS
SOBRE EL TENDEDERO, EL TEXTO DE SARA GUERRERO
VOCABULARIOS CONTRA EL ACOSO. LA IMPORTANCIA DE NOMBRAR
LOS RETOÑOS: EL TENDEDERO DE AMNISTÍA INTERNACIONAL Y EL DE ZINAYDA QUIÑONES
EL TENDEDERO: LA VERSIÓN DE BETSABÉ PIÑA
EL TENDEDERO SE VA A ZACATECAS
EL DESTENDEDERO EN LA MANIFESTACIÓN
EL TENDEDERO Y SUS SALTOS A LA CULTURA POPULAR
EL TENDEDERO SEGÚN CINTHIA BOLIO
EL TENDEDERO DE LA FACULTAD DE FILOSOFÍA
Los Antecedentes
Hacer una exposición en la que se juntan el arte vivo con el objetual presenta ciertos problemas a la hora de hacer el catálogo. La gráfica y los dibujos están listos para fotografiarse antes de inaugurar, pero el arte efímero hasta que sucede, por lo que generalmente los catálogos no acompañan al evento sino que aparecen después.
En el caso de mi exposición en el MUAC, varias obras incluidas en el catálogo no existían cuando éste se publicó, empezando por este blog que a varios meses de la exposición, todavía estoy completando o el Apapacho Estético que hicimos en colaboración con las Brigadas de Belleza Itinerante y Departamento de Programas Públicos del MUAC. Sin embargo, en ambos casos teníamos claro en qué consistirían.
También hubo piezas, como Si tiene dudas: El Tour y distintas activaciones del performance Si tiene dudas… con el público que surgieron durante la exposición, por lo que quedaron fuera del catálogo. Ni modo. Es el riesgo que se toma cuando una exposición no se piensa como un fin, sino como un medio y cuando a una se le antoja performancear a fondo una exposición para combatir la extraña sensación que me causó meter al cubo blanco tantas piezas de performance, práctica social y proceso. Espero que el blog supla ese hueco.
Pero la última pieza del catálogo, de título Una jornada completa, tenía nombre, duración y fecha (el último día de la muestra), pero hasta una semana antes de que sucediera sólo sabía que ese día estaría haciendo algo a lo largo del día.
Durante los 6 meses que duró la exposición se me ocurrieron varias ideas. Pensé en hacer un tour detalladísimo de la muestra a lo largo de 8 horas, hablando de todos y cada uno de los documentos y obras presentes, o sentarme todo el día a platicar con el público, pero opté por una acción que además de cerrar la expo, concluyera el intenso recorrido de El Tendedero del MUAC, que reverberó con el contexto de una manera potente.
Siempre digo que una pieza es 80% su contexto y 20% lo que lxs artistas proponemos y, en este caso, por distintas desafortunadas circunstancias y la afortunada respuesta de miles de personas, los temas que abordó la pieza se discutieron ampliamente en la sociedad, permitiéndole tener una presencia social y un impacto imposible de lograr de otra forma.
La sociedad también se hizo las preguntas de la pieza durante esos meses.
¿Cuándo fue la primera vez que te acosaron? se hizo viral en redes sociales durante el mismo período, reuniendo una enorme cantidad de respuestas en #MiPrimerAcoso tanto en FB como en twitter.
¿Te han acosado en la escuela o la universidad? coincidió con una increíble efervescencia en torno al tema en distintas universidades, incluyendo el Coloquio Acosos Universitarios 2016 en la ENAT, los escraches en universidades como la UAM y varias denuncias contra profesores de universidades como la UAEM. Me tocó ir a varias universidades a platicar sobre El Tendedero y recibir a grupos de universitarios en la exposición y participar en el coloquio de la ENAT, creándose un puente entre lo que sucedía en el museo y las universidades. En esos meses también sucedió la sonada protesta durante una función en el Teatro Coyoacán para denunciar a un director de acoso y violación en contra de alumnas y actrices.
Las preguntas ¿Cuál es tu experiencia de acoso más reciente? y ¿Qué has hecho o harías contra el acoso? coincidieron con hechos de violencia sexual que se sufrieron durante ese período y las respuestas de la sociedad civil. Por ejemplo, los sonados casos de acoso en contra de varias mujeres que sucedieron en marzo (La periodista Andrea Noel, la editora de El Universal Natalia de la Rosa y Gabriela Nava, la estudiante de la Fes Acatlán. Ante estos casos de acoso y el incremento en feminicidios, se organizó #24A, la movilización que reunió mujeres a lo largo del país para denunciar la violencia de género, a la cual nos unimos con El Destendedero y Amnistía Internacional aprovechó el 8 de marzo para hablar sobre acoso sexual, en este caso, invitándome a presentar El Tendedero. También hubo una respuesta oficial a través de la “Estrategia 30/100 compromiso del Gobierno de la CDMX en la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres”, así como la muy sonada y criticada repartición de silbatos en el metro.
Esta información nutría día a día el grupo en FB de El Tendedero, que a la fecha cuenta con poco más de mil integrantes.
Dada la enorme participación del público en la pieza, El Tendedero tuvo una presencia estelar en la muestra. Se reunieron tantas respuestas que a mitad de la exposición se hizo el Megatendedero y agregamos casi 5000 respuestas y un mes antes de que terminara se hicieron 2 extensiones para incluir las que seguían llegando.
La Jornada Completa
Ante el proceso de El Tendedero, les propuse a mis cómplices del Taller que leyéramos en voz alta las respuestas el último día de la exposición. Era una manera de transmitir desde el cuerpo todas las experiencias que habían compartido con nosotras miles de personas.
Una semana antes fuimos a hacer una prueba para sentir el espacio. Generalmente realizo este tipo de ejercicios a manera de investigar los materiales de trabajo, que en el caso del performance incluyen el tiempo y el espacio.
Leer los textos de las pequeñas hojitas rosas, tan íntimos y tan violentos fue terrible. A los 10 minutos ya quería darme un tiro. Era demasiado dolor y más que amplificar el sufrimiento a través de nuestras voces, me dieron ganas de arroparlo, de cuidarlo, de decirle que todo iba a estar bien.
Invité al taller a seguir con la idea de leer las respuestas pero utilizar las dos ampliaciones de El Tendedero para subir en un lado Tejiendo Cómplices (el proyecto de Sara Guerrero que asumió el grupo y fue parte de la movilización del #24ª) y en el otro invitar al colectivo Lana Desastre a intervenir con tejido la otra sección y sentarse con nosotras a lo largo del día en la exposición a tejer con cómplices, colegas y público. En el colectivo participan Miriam Mabel Martínez, Annuska Angulo, Claudia Díaz, Asalia Salazar y Esther Castro.
Y ahí estuvimos todo el día. Tejiendo o aprendiendo a tejer. Platicando. Compartiendo historias. Leyendo respuestas. Interactuando con el público. Riéndonos. Abrazándonos. Ojalá pudiéramos rebotar la experiencia hacia la sociedad y amortiguar un poco el dolor por la violencia hacia las mujeres que tenemos a flor de piel.
México DF a 20 de octubre de 2016. Mónica Mayer
El Tendedero es una obra mayor de edad que ha aprendido a tomar su propio camino. En ocasiones me visita y yo la hago, pero a veces otras personas se encargan de darle vida.
Un día, durante la exposición en el MUAC, conocí a Ignacio Lozano Verduzco quien, además de ser profesor-investigador en la Universidad Pedagógica Nacional, estaba en proceso de organizar junto con otras personas la V Jornada de Equidad de Género: Salud, Diversidad y Ciudadanía en la Facultad de Psicología de la UNAM. Me invitó a participar en una mesa sobre arte feminista con Jaime Géliga Quiñonez, José Antonio Romero y María Laura Ise quien es parte del colectivo M.O.R.R.A. y naturalmente se me antojó muchísimo dialogar con investigadores jóvenes. Pero también me planteó que durante nuestra mesa, que abría la jornada, hiciéramos un Tendedero. No me pude negar.
Cuando llegué a la facultad, pasé al baño antes de que empezara la mesa y me llevé una gran impresión al ver que en cada cubículo había un botón de emergencia. ¡Hasta las ganas de hacer pipí se me quitaron! Lo primero que hice fue preguntar si en el baño de hombres también los había y, como sospechaba, no es el caso.
El Tendedero de Psicología todavía no tenía preguntas porque se había planteado que estas salieran de la discusión, pero ante esta situación, propuse que fueran: ¿Qué siento cuando entro al baño y veo un botón de emergencia? y ¿Qué podemos hacer para que no sean necesarias estas acciones?
Al terminar la mesa el equipo organizador rápidamente montó el Tendedero y las respuestas empezaron a llegar.
En el inter me enteré que los botones ni siquiera servían y que el día que varias chavas detuvieron a un acosador que se había metido a tomarles fotos en el baño, los encargados de seguridad en la facultad no hicieron nada. En fin. Falta mucho para acabar con el acoso, incluyendo dejar de tomar medidas que sólo lo naturalizan aún más como estos botones o de la separación de hombres y mujeres en el transporte público.
Conozco el trabajo de Cintia Bolio desde 2003, cuando fue la presentación de libro/ inauguración de exposición del proyecto Las moneras llegaron ya de Agustín Sánchez González en el Museo de la Caricatura, y sobre el cual escribí una nota con el mismo título para El Universal que todavía puede leerse en internet.
El año pasado, ambas fuimos invitadas a participar en la gala de Semillas ahí estuvimos de vecinas: ella pintando en vivo y en directo y yo con mi Tendedero.
Ahora, todo el merequetengue de acosos sexual callejero que llevó a las distintas manifestaciones de la llamada Primavera Violeta, con todo y su movilización el #A24, nos ha unido de nuevo. Por un lado, ambas participamos en una mesa en el Coloquio Acosos Universitarios 2016 en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) el pasado 27 de mayo. Nunca la había escuchado hablar y me encantó. Es clara, inteligente, profunda y ágil, como debe toda monera que se respete y toda conferencista también.
Ese día me dio un regalo espléndido: en su versión de la Primavera Violeta en El Chamuco, aparecen referencias a El Tendedero y a la Editatona. Creo que ahora que complete mi reporte para el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), en el rubro de premios recibidos, éste será el más importante de todos.
Monica Mayer junio 2016
Las integrantes del Talller El Tendedero. Foto Valeria Marriot
Cada vez que hago una versión de El Tendedero confirmo que 80% de una pieza es su contexto y el resto lo que proponemos desde el arte.
El Tendedero del MUAC ha sido extraordinario. Sin duda ayudó el escaparate del museo, pero también coincidió con una coyuntura particular: la serie de sonadísimos casos de acoso sexual callejero de las periodistas Andrea Noel, de Natalia de la Rosa, editora de El Universal y de Gabriela, la estudiante de la FES Acatlán eventos que, entre otras cosas, llevaron a la movilización del #A24 en contra de las violencias machistas. Partiendo de Ecatepec, en donde el nivel de feminicidios y violencia hacia las mujeres es particularmente grave, la movilización reunió a miles de mujeres en la CDMX, pero hubo protestas en muchos estados. A partir de este evento ha habido una cascada de acciones: desde el Muro del Acoso en la UAM, el impactante hashtag #miprimeracoso y las historias sobre lo mismo que muchas compartimos en nuestros perfiles en FB y la irrupción en obra de teatro para denunciar casos de acoso y violación por parte del director, hasta el I Coloquio de Acosos Universitarios que se llevó a cabo en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Todo esto ha contribuido a que El Tendedero reverbere de una manera muy singular porque es un tema que todo mundo está discutiendo.
El Tendedero, como ya comenté en mi texto Los retoños: el tendedero de Amnistía Internacional y de Zinayda Quiñones y otros textos en este blog, ha tenido sus reverberancias en el mundo del activismo, la pedagogía y el arte, pero lo que más me ha sorprendido hasta ahorita es como también logró saltar a la cultura popular.
Les dejo dos ejemplos:
El primero es el vlog de Rawyana, quien aproximadamente en el minuto 8 habla de El Tendedero en el MUAC y posteriormente de su primera experiencia de acoso.
El otro es este pequeño video de Mensajeros urbanos, a quienes escribí para ver si era mera coincidencia, pero nunca contestaron.
Por lo pronto las respuestas El Tendedero en el MUAC siguen aumentando. Ya tenemos aproximadamente 7,500 respuestas. Ha crecido tanto que primero nos reunimos para colgarlas todas y hacer el Megatendedero y después vimos que lo que hacía falta era ampliarlo, por lo que en el museo nos hicieron dos extensiones a cada lado.
Si bien me da mucho gusto el éxito de la pieza, que rebasó por mucho mis expectativas y me parece fundamental sacar a la luz pública el problema del acoso sexual para empezar a plantear soluciones, sigo pensando que el mejor Tendedero será aquel que no logremos obtener una sola respuesta.
Fotos Valeria Marriot
Foto M. Mayer
Mónica Mayer
Junio de 2016
Belleza, Arte y Precariedad, también conocido como El Apapacho Estético, es un performance que surgió como una propuesta de Ignacio Plá y Andrea Bravo del Departamento de Programas Públicos del MUAC cuando empezamos a planear los proyectos paralelos a mi exposición. Ellos conocían a Diego Sexto y la estupenda labor de las Brigadas de Belleza Itinerante, el aguerrido grupo de estilistas que visita grupos vulnerables para regalarles cortes, peinados, tintes, pero más que nada su cariño y les pareció que podíamos hacer algo conjuntamente.
De inmediato me interesó la propuesta porque el objetivo de Pinto mi Raya, el proyecto de arte conceptual aplicado que iniciamos en 1989 Víctor Lerma y yo, es lubricar el sistema artístico y los temas de nuestras dificultades gremiales nos encantan. En este performance, los artistas seríamos esa comunidad a la que haría falta apapachar por la precariedad económica, de tiempo y de solidaridad gremial en la que subsiste. También se me hizo atractiva por el juego que implicaba entre la estética y lo artístico, así como por el gusto de reflexionar sobre el arte utilizando algo que es básicamente del mundo de lo “femenino”.
Nos reunimos con Diego y con Olga Nidia Valencia y poco a poco fuimos cocinando el Apapacho Estético, que se llevó a cabo el 22 de mayo en el Ágora en el MUAC.
Mi apapacho personal fue durante una sesión fotográfica para la difusión del evento en la que Terkita me maquilló, Miguel Ángel Muñoz me peinó y Cecilia Miranda se encargó de la sesión fotográfica, que fue muy divertida.
Fotos: Cecilia Miranda
El Apapacho Estético incluyó varios componentes de los cuales iré escribiendo detalladamente, pero por lo pronto comparto un resumen.
Afuera del museo el público encontraba a Alejandra Gorráez Puga invitando al público a hablar sobre la precariedad en el arte y/o a responder a varias preguntas sobre el tema sobre hojas sobre mamparas.
Foto: Antonio Juárez
Una vez que entraban y se registraban, pasaban a la cabina del “Antes” y “Después”, en donde Cecilia Miranda les hacía dos preguntas: Al principio ¿Qué es lo más gacho que te han hecho en el medio cultural? y después de su apapacho ¿Qué podrías hacer para combatir la precariedad en el arte o qué es lo más lindo que han hecho por ti en el medio?
Foto: Antonio Juárez
Fotos: Cecilia Miranda
De ahí pasaban a su apapacho, que podía ser un corte, peinado, tinte, asesoría de imagen o maquillaje en las manos expertas de casi 40 generosos y talentosos brigadistas.
Fotos: Antonio Juárez
Una vez embellecidos, regresaban a la cabina a tomarse la foto de “Después” y se integraban al intenso foro de discusión conducido por las agudas e inteligentes Vivian Abenshush y Pilar Villela.
Concluimos la sesión partiendo un gran pastel que decía, como María Antonieta: “Coman pasteles”, para apapachar a Diego, cuyo cumpleaños había sido recientemente. Foto: Mónica Mayer
Como siempre, nuestro cómplice y colaborador en este proyecto fue el fotógrafo Antonio Juárez, cuyas fotografías en b/n en este texto relatan la acción como mil palabras no podrían.
Texto: Mónica Mayer
Junio 2016