Guiada por el lema feminista “lo personal es político”, Mónica Mayer ha construido no sólo su obra artística sino de una vida en el arte, al lado de Víctor Lerma, su pareja y cómplice desde su época de estudiante y con quien desde 1989 formó el proyecto Pinto mi Raya. Su propia vida e imagen le sirven para explorar los múltiples papeles que juega a nivel familiar, profesional y social. En su obra bidimensional y en práctica performativa e instalativa, desarrolla un complejo léxico auto-reflexivo que, al tocar su propia vulnerabilidad, se abre a inquietudes vitales compartidas y pone en duda las ideas convencionales sobre el afecto y la identidad.
En 1999, Víctor y yo nos planteamos un proyecto intensivo en el que cada dos meses haríamos un performance o inauguramos una exposición para trabajar mucho ese año y después tomarnos un milenio sabático.
El proyecto se llamó Las de 1999 e incluyó 3 exposiciones (La de enero en el museo León Trotsky de gráfica digital, La de marzo: dibujos recientes en el Centro Cultural San Ángel y La de noviembre: de fantasmas y telenovelas en la galería La Masmédula, dos performances (La de mayo: obra de gafete y La de julio: Ruedo/rueda de prensa) y una pieza para internet (La de septiembre sobre Rubén Valencia).
En este período dibujé, dibujé y dibujé. La mayoría de las piezas son una mezcla de gráfica digital y dibujo. Ese juego de ping pong que me encanta en el que dibujo, escaneo, imprimo y sobre eso dibujo nuevamente. Algunas de estas piezas se mostraron y otras no. A partir del nuevo milenio me he dedicado más al arte efímero. Creo que, de alguna manera, esta producción es el epílogo del proyecto Novela rosa o me agarró el arquetipo.
Con el nuevo milenio se me fueron acabando las ganas de trabajar sobre papel.
Mónica Mayer, diciembre 2016
La tía Anita, hermana de mi abuelo paterno, fue muy importante para mí.
Ella fue el primer miembro de ese lado de la familia Mayer que nació en México, en 1902. Le pusieron Anita porque a mis bisabuelos les pareció que sonaba más mexicano que Ana. Anita y su hermana mayor Elsie siempre vivieron juntas y se quedaron solteras. No las dejaron estudiar una carrera porque se suponía que se casaban, pero siempre fueron económicamente independientes: trabajaron de secretarias, traductoras y recibían huéspedes en su casa. Según la carpeta de registro que aún conservo, Erich Fromm se quedó con ellas en algunas ocasiones.
Anita siempre fue mi cómplice. Cuando me quise ir a estudiar la prepa fuera de casa y mis papás no querían porque era niña no dudó en decirles que si no me permitían estudiar acabaría siendo una amargada como ella. Conocía bien el mito familiar que la rodeaba y no dudó en usarlo a mi favor.
Un par de años antes de que muriera le pedí permiso de tomarle fotos para hacer unas piezas. No le dije que el tema era vejez y muerte, aunque dudo que a los 90 años le hubiera sorprendido, ni las utilicé mientras vivió. Posó amablemente, aunque le chocaba que le tomaran fotos.
Anita murió en 1993 y nos fuimos a vivir a su casa. Apropiarme de ese espacio fue tan difícil como aceptar su muerte, en la que estuve presente, agarrándole la mano. Una vez ahí, empecé a hacer los dibujos y el performance que se llevó a cabo en Ex Teresa el 2 de octubre de ese año. Todos estos materiales constituyen el proyecto Huesitos, integrado por performance, gráfica digital, una instalación, un texto y dibujos.
La gráfica:
En 1993 en Pinto mi Raya realizamos Aquerotipo, un proyecto de gráfica digital monumental patrocinado por Canon Latinoamérica de México S.A de CV. Víctor Lerma y Humberto Rodríguez Jardón lo organizaron y participamos 7 artistas: nosotros tres, Manuel Felguérez, Helen Escobedo, Andrea di Castro y Manuel Marín. Fue un proyecto pionero en la gráfica digital en México y fue parte del Encuentro Otras Gráficas.
Mi participación, al igual que las de los demás, consistió en partir de una matriz pequeña para terminar con una pieza de 12 metros cuadrados. Trabajé el tema de la Tía Anita. También hice toda una serie de electrografías tamaño doble carta que he presentado sueltas y como instalación.
Los dibujos:
Los dibujos combinan otras técnicas. Los chicos fotocopia y suajes e hice una serie larga de dibujos con fotocopia sobre el tema de la muerte en los que utilicé la imagen de la tía. Para los grandes le pedí a Patricia Torres que imprimiera las imágenes de la Tía Anita en serigrafía y las intervine con grafito.
El performance:
Huesitos es uno de mis performances preferidos porque se desarrolló en colaboración con los participantes, que fueron Alain Kerriou (en ese momento era maestro en la escuela Decroly), Gala Sánchez Renero, Hugo Heredia, Javier Bolaños y mis hijos Adán y Yuruen Lerma. Nos reunimos en varias ocasiones a platicar de la Tía Anita. Quedamos en que mi acción sería la lectura de un diario ficticio que también era parte de una instalación que se presentó en el mismo museo y cada quien pensó que estarían haciendo individual y colectivamente durante esta lectura. La iluminación fue de Hugo y la música de Javier.
Presentar el video del performance en la exposición fue todo un reto porque lo grabaron muy mal en Ex Teresa. Siendo una pieza basada en la lectura de un texto, no tenía una sola frase completa. El camarógrafo se dedicó a prender y apagar la cámara. Bajo la dirección de Sachiko Uzeta y la edición de Arturo Guzmán optamos por seleccionar algunos textos, leer y grabar las partes que faltaban. Quedó como restauración de pirámide en la que es obvio por la línea de piedritas lo que es material original y lo nuevo.
Aquí les dejo el video editado del performance.
La instalación y el texto:
Durante el Segundo festival Mes del Performance en Ex Teresa en 1993 mi participación incluyó la acción del 2 de octubre y una instalación en la que había una mesita con el texto que se leería en el performance, uno de los dibujos y dos performances gráficos sobre muro.
Uno de performances gráficos, el que vemos arriba, era una versión en fotocopia de la pieza realizada para el proyecto de Aquerotipo con un texto. Para hacerlo se requirió de gran paciencia. Poco a poquito fuimos enrollando y desenrollando la gráfica digital para pasarla por la fotocopiadora.
Una anécdota interesante de esta instalación es que Marcos Kurtycz me pidió uno de los muros de la sala temporalmente porque iba a hacer una acción. Amablemente se lo concedí y definimos cuál. Al llegar al museo esa tarde, nos encontramos que había intervenido toda mi instalación. Molestos, le pedimos a Eloy Tarcisio que lo bajara, a lo cual nos contestó con vaguedades por lo que empezamos a arrancar las fotocopias que había engrapado sobre mis piezas. En ese momento Lorena Wolffer, que era la subdirectora, nos dijo que ella se encargaba. Según Marcos estaba dinamizando mi “script”. A mí me pareció un abuso, aun viniendo de un artista que respetábamos. Años después Francisco Reyes Palma, investigador que ha estudiado a fondo la obra y el archivo de Kurtycz me dijo que esas intervenciones eran un “honor”. Yo sigo pensando que fue una agresión.
En la exposición en el MUAC se presentó una selección del proyecto Huesitos junto, cosa que no había sucedido anteriormente y me gustó mucho porque muestra cómo una misma idea es abordada y reciclada en distintos soportes.
Monica Maye 2016
Pinto mi Raya se inauguró con la exposición Algo como el agua en la que Víctor Lerma y yo presentamos dibujos o muy grandes o muy chicos cuyo tema era el agua. Mi trabajo de ese momento es parte de la serie Los naufragios del cuerpo.
No sé qué decir sobre estas piezas. ¿Qué son sobre la zozobra? ¿Qué tienen que ver con soltar el control y dejarse ir? ¿Qué se refieren a la destrucción y la resiliencia? ¿A la vida y a muerte? ¿A la vulnerabilidad? ¿Al erotismo?
Al igual que el trabajo que hice en torno a la maternidad en el proyecto Novela rosa o me agarró el arquetipo que tuvo su contraparte performática en el proyecto ¡MADRES! que trabajamos en Polvo de Gallina Negra, esta serie se da de manera paralela a la formación de Pinto mi Raya y al performance Boda Falsa. En este, como en muchos otros proyectos, me acerco al tema desde una multiplicidad de enfoques. A veces uso diversos soportes artísticos y en ocasiones integro elementos de texto y activismo. Creo que si tuviera que definir lo que hago como artista sería borrar límites y fronteras entre arte y vida, entre disciplinas y enfoques artísticos.
Esta es una imagen de la exposición en Pinto mi Raya y abajo les comparto el texto que escribió en aquel entonces Carlos Blas Galindo.
Los dibujos de gran formato de esta serie se han presentado en varias exposiciones como Dibujo de Mujeres Contemporáneas en el Museo de Arte Moderno en 1990 al cual me refiero en un texto sobre las exposiciones de mujeres artistas y en el Salón de Triunfadores, curado por Raquel Tibol.
Mónica Mayer, 2016
En febrero de 1990 expuse en la Galería de Arte Lourdes Chumacero. En esta serie de dibujos seguí abordando el tema de la maternidad. En este caso mi investigación fue distinta porque, además de lecturas, me metí a un taller que daba la psicoanalista Carolina Becerril para reflexionar sobre la maternidad, tema que me seguía interesando mucho porque mi hija nació en 1985. El planteamiento de la serie es que la experiencia de tener una hija me había conectado a mi relación con mi madre, que fue difícil porque padecía trastorno bipolar. A la distancia, estos dibujos me siguen revelando aspectos de mi experiencia como hija.
Estos dibujos están hechos con transferencias de fotocopias y tinta, en blanco y negro. En algunos de ellos la marialuisa tiene encaje.
Aquí pueden leer un texto que escribió Carlos Blas Galindo sobre la exposición.
Y abajo la entrevista que me hace Jorge Luis Sáenz (Berdeja) para El Universal y la crónica de sociales de El Heraldo.
Mónica Mayer, 2016