En 1987 presenté la exposición Novela rosa o me agarró el arquetipo en el Museo Carrillo Gil en la ciudad de México. Fue mi primera muestra individual importante y de hecho, la única hasta esta retrospectiva en el MUAC ya que casi siempre he expuesto con Víctor Lerma.
Novela rosa fue muy importante para mí en términos feministas y artísticos porque me permitió profundizar en el tema de la maternidad de manera crítica y jugar con distintas cuestiones formales y técnicas que me interesaban desde el dibujo, como integrar palabras como elementos gráficos, el utilizar un elemento performático en las obras al utilizar mi imagen en distintas poses y el trabajar la fotocopia a manera de collage o transfiriéndola al papel con acetona.
En esa época me leí varios libros como Alone of all Her Sex. The Myth and the Cult of the Virgin Mary de Marina Warner y The Great Mother: An Analysis of the Archetype de Erich Neumann, a partir del cual surge el título de la muestra. En los dibujos hay distintos símbolos del arquetipo de la madre como la serpiente, el árbol y la casa, objetos cotidianos como el teléfono, esqueletos de caballos (de los de las monografías que vendían en las papelerías) y mi imagen en distintas posiciones y vestuarios.
Aquella exposición ejemplifica mi interés por mezclar el texto y la imagen. Lo hice en cada dibujo ya que las palabras son un elemento más y también en la estructura misma de la exposición que era un conjunto de series que se unían para conformar un todo: eran una novela y sus capítulos. En mi propuesta original a cada serie la acompañaba un texto, pero en el museo la curadora me dijo que no podía ponerlo porque desvirtuaba la obra y yo, por inexperta, lo acepté.
A lo largo de la exposición Maris Bustamante y yo, como Polvo de Gallina Negra, realizamos el proyecto ¡MADRES!, que consistió en una serie de acciones ante público y en los medios de comunicación, el proyecto de arte correo Egalité, Liberté, Maternité y varios proyectos conceptuales como el Concurso Carta a mi Madre.
En el catálogo de la exposición me hicieron favor de escribir este texto Raquel Tibol y el de la imagen Magali Tercero.
Toda esta serie la hice poco después del terremoto del 85 y esa experiencia aparece en dibujos como Derrumbe, que también es una cita al cuadro El suicidio de Dorothy Hale de Frida Kahlo, cuyo humor ácido siempre me ha cautivado.
Algo curioso que me sucedió es que cuando vinieron del museo por la obra, noté que en el canto de Príncipe había una leyenda que decía: “¡Yo no hice este cuadro!”, lo cual es falso porque evidentemente es mío. Dudo haberlo puesto porque no me gustaba la pieza ya que la expuse o si algo de lo que dice me dio miedo o pena. Conociéndome, seguramente mientras lo hacía, leí que Tamayo a veces negaba la autoría de cuadros que al paso de los años no le convencían, pero no recuerdo. Durante las visitas guiadas a mi exposición siempre le hacía notar al público este detalle, invitándolos a regalarme una historia detrás de esas palabras. No lo hicieron, pero amablemente varios me dieron interesantes interpretaciones de la pieza, empezando por el hecho de que el teléfono está colgado, lo que impide la comunicación.
Todos los dibujos de esta exposición están realizados en varias capas. Primero está un dibujo sobre papel filtro. Este a su vez lo cosí a un soporte negro sobre el cual también dibujé. Para terminar, los marcos, que por cierto los hizo todos Víctor en la casa, también están intervenidos, con dibujos, fotocopias y hasta clavos.
Mónica Mayer, 2016