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orozcomania
Mónica Mayer
Orozcomanía
Texto publicado en El Universal.
1992
 
Soy de las que creen que el arte debe rodar por todos lados y si bien el museo es básico para la teorización, conservación y difusión del arte, me divierte colar las propuestas artísticas en contextos inesperados. A veces acaba siendo difícil que otros entiendan que es arte, pero para eso después llegan las piezas al museo, arropadas por curadurías.  

Escribí por 20 años en la sección cultural de El Universal y, como era de esperarse, utilicé el medio como soporte para algunas piezas.

La gran mayoría de los miles de artículos que escribí durante esos años fueron sobre otros artistas, exposiciones y políticas culturales. Sin duda es parte de mi práctica como artista y surge de una concepción integral del arte, pero también utilicé el espacio como soporte artístico. Esto sucedió de dos maneras: a veces el texto era un elemento de la pieza y a veces era la obra.

Un ejemplo es una larga crónica que escribí sobre el Proyecto Mímesis, que consistió en una decena de artículos. Texto tras texto relaté los sucesos, hallazgos y retos que enfrentamos en este noventero y entonces novedoso proyecto de prehistoria de la gráfica digital mexicana. Esta crónica también fue recogida en el libro Puntos, pixeles y pulgadasde Humberto Rodríguez Jardón. Hoy, a la hora de reconstruir el proyecto, estos artículos son elementos fundamentales que considero parte integral del mismo.

Naturalmente, escribir sobre mi propio trabajo planteaba algunos cuestionamientos éticos. Recuerdo que fui con Paco Ignacio Taibo, editor de la sección cultural a decirle que quería platicar con él de verduras: chayotes y cebollas. Le comenté que me sentía incómoda porque un representante de artistas extranjero me había propuesto pagarme por escribir sobre los artistas que traía a México, escribiera positiva o negativamente. Taibo sólo me dijo que considerara si realmente me sentiría con libertad para escribir si me estaban pagando. No pensaba aceptar, pero me hizo reafirmar lo importante que ha sido para mí escribir sin cortapisas. También le platiqué del proyecto Mímesis y le dije que quería escribir una suerte de diario de lo que iba sucediendo, pero que me preocupaba que se viera gacho dedicarle tanta tinta a un proyecto personal, que pareciera puro cebollazo. Me dijo que empezara a escribir los artículos y veríamos. Los publicó todos.  

A Don Paco Ignacio Taibo también le agradezco que me dejó escribir tan creativamente como se me pegó la gana, incluyendo los textos que considero obra. Uno de los que más me gustó es Pieza para Pilar y columna. Aquí abajo se las dejo, junto con Orozcomanía, que es el texto que hizo que me quedara claro a mí (y espero que a los demás también) que lo que yo escribía se acercaba más al humorismo que a la crítica. Por eso mis conferencias son algo así como stand-up desde el arte.                      pilar y columna001 Otra de mis piezas consentidas es ¡Viva la reforma al Paseo de la Reforma!, de 1993, porque del papel pasó al espacio público.

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En 2007, Naomi Rincón Gallardo y Sofía Olascoaga curaron el proyecto Monumenta, http://revista.escaner.cl/node/92 al cual convocaron a 7 artistas a realizar una pieza sobre alguno de los monumentos de mujeres en Reforma que se reproduciría en gran formato y se colocaría a su lado.  

Yo pedí la Diana y retomé las ideas de este artículo de 14 años atrás para hacerlo realidad.

                                          DIANA 2

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 Por último, les dejo la convocatoria del grupo Polvo de Gallina Negra (aunque yo los escribí todos), al concurso Olga Tamayo para esposos y esposas de artistas. 

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Mónica Mayer, 2016

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Publicado en Feminismo y formación