El 14 de julio de 2016 Katnira Bello dio el Recorrido con Invitado Especial en mi expo en el MUAC.
Esa tarde se le acabó la pila a la grabadora y no pude registrar el sonido, aunque la sensación de sorpresa y calidez que me dejó recorrer la exposición con ella sigue intacta. Como no confío en mi memoria (por eso tengo escribo tanto y tengo archivos) antes de escribir este texto la llamé y me platicó su acción. Ahora es coautora de mis recuerdos.
Mi relación con Katnira es larga. La conocí hace 20 años, cuando siendo muy jovencita participó en el V Festival de Performance en Ex Teresa y el jurado, entre quienes estaba Víctor Lerma, donó su pago para otorgarle un premio especial. A lo largo de los años hemos cultivado una relación profesional sólida, participando en proyectos de performance como Eficiencia en 2010 en el MUAC con Antonio Juárez, Luis Orozco, Josefina Alcázar, Pilar Villela, Víctor Sulser y Flavio Montessoro. Además compartimos una cálida relación personal que ha acumulado muchas horas de conversación. Es de las personas cuyas ideas hacen que cambien las mías.
El recorrido de Katnira se centró en lo que ella llama “la vida privada de las obras”, que sería entender su contexto y relevancia. Para ella, los textos sobre mi exposición se enfocaron en la temática feminista y se escribió poco de lo que aportaron en su momento en técnicas, materiales o géneros. O, por ponerlo en otras palabras, algunas de mis obras fueron escandalosas en su momento por lo que decían y otras por cómo lo decían.
Katnira empezó el recorrido vestida como yo. Quienes me conocen saben que generalmente uso alguna blusa mexicana o huipil, pantalón de mezclilla y botines. Primero habló de El Tendedero y sus múltiples versiones y de la receta para visitar una exposición de arte feminista.
El público, incluyendo a las jóvenes que trabajan como Enlaces en el museo y se encargaron de reactivar ésta y otras piezas a lo largo de la muestra escuchaban con atención su voz suave y cálida.
La visita continuó con los chismes de A veces me espantan mis fantasías. Les dejo los comentarios a su imaginación.
Llegando a la sección en la que se habla de mi estancia en Estados Unidos, Katnira empezó a quitarse la ropa. Debajo de la blusa mexicana traía una camiseta con los nombres de ciudades de nuestro vecino del norte.
Ahí habló de piezas como Traducciones: un diálogo internacional de mujeres artistas, que hoy son claramente aceptadas como arte, pero que en los setentas difícilmente se entendían.
Llegando a la sección de Polvo de Gallina Negra, Katnira nuevamente se despojó de una capa de ropa. En esta sección portó la camiseta del proyecto Visita al Archivo de Ex Teresa en el que el público utilizó estas camisetas con la leyenda I ♥ MEXICAN ♀ PERFORMANCE ARTISTS. En el blog de la pieza aparece Katnira a punto de ponerse la camiseta cuando nos fuimos a cenar en bola después del performance.
Katnira habló de mi trabajo en performance, que conoce bien, resaltando lo difícil que era hacer arte no objetual hace décadas y lo extraordinario que fue que pudiéramos hacerlos en la televisión, como sucedió con el proyecto Madre por un Día de Polvo de Gallina Negra. Este fue un logro de Maris Bustamante pues Guillermo Ochoa se enteró que ella había patentado el taco a manera de pieza conceptual y la buscó para entrevistarla. Después de eso siempre le abrió las puertas para todo lo que quisiera presentar.
El recorrido continuó con Katnira platicando sobre mi manera integrar elementos de performance a mis dibujos a través de la transgrafía.
En Huesitos habló con entusiasmo de lo que significó a principios de los noventas organizar proyectos de electrografía monumental como Aquerotipo cómo a partir de la obra que presenté en ese proyecto después hice la versión fotocopiada y fragmentada que ven al fondo. Hoy estas piezas se ven muy sencillas pero en su momento no lo fueron.
Katnira aprovechó el proyecto Aquerotipo para mencionar el interés por lo colectivo que hay en tantos de mis proyectos desde siempre y cómo, aunque es lógico por pertenecer a la Generación de los Grupos cuyo eje era el trabajo colectivo, pocos continuaron practicándolo.
En esta última parte Katnira habló de las intersecciones entre nuestras obras y trayectos. En su último cambio de vestuario apareció la camiseta del proyecto Yo no celebro ni conmemoro guerras que en la exposición fue parte de Nuestras Banderas, una instalación con documentación y objetos de dos piezas de Pinto mi Raya en la que utilizamos el elemento bandera. Katnira participó en ambos proyectos.
En Acciones en Ruta, proyecto convocado por Elvira Santamaría y Víctor Muñoz, tanto ella como nosotros participamos haciendo performance.
Aquí les dejo una foto de nuestro archivo de Katnira haciendo un performance en la Plaza Río de Janeiro en la CDMX durante Acciones en Ruta.
Katnira también fue una de las participantes en nuestro proyecto Batiente 0.7 en la Casa del Lago en 2015 durante el cual invitamos al público a sentarse a platicar sobre la frase Yo no celebro ni conmemoro guerras para después izar la bandera y compartir públicamente qué es lo que cada quien celebra en lo personal. Aquí vemos a Katnira ese día en dos fotos de Yuruen Lerma.
Katnira también habló del Archivo de Pinto mi Raya y de su importancia en la producción nacional, haciendo la observación de que paradójicamente el archivo es pieza, pero es archivo: un poco como la pipa de Magritte.
El recorrido terminó con Justicia y Democracia. Esta parte fue muy conmovedora porque Bello compartió que había visto la primera versión en el MAM en los noventas y había sido la primera vez que se topaba con una propuesta artística que invitaba al público a construir la pieza. Participó respondiendo a la pregunta: Hoy, en este México resquebrajado por la crisis y el escepticismo, ¿qué acción concreta tomarías para llegar a esta utopía? Su respuesta seguramente está en nuestro archivo. También nos contó escuchó en aquel entonces hablar del besatón.
En el recorrido Katnira prometió que daría unos souvenirs. Cuando llegó el momento brinqué inmediatamente para formarme hasta adelante y recibir el mío.
Regaló unas minúsculas hojitas rosas como las de mi tendedero, de tan sólo unos cuantos centímetros, para que “en un futuro las cosas de las que nos quejemos sean así de chiquitas”. Ojalá así sea.
Mónica Mayer, 2017